¿Estamos disfrutando?

Mi hija cumplió tres años. He estado un poco sentimental viendo sus fotos y videos. Es impresionante como el cambio en esos primeros años es tan grande y como cada día es una avance y un logro. También he entendido lo que dicen: “Pasa rápido! Disfrútela!” Para ser sincera, hay momentos en que siento que sí es así, y hay momentos en que siento que todo pasa muyyy lento! ;)

Hace unos meses, leí un libro de Joyce Meyer: Madre Segura de Si Misma. Me sirvió mucho y lo recomiendo. Recuerdo que cuando leí el primer capítulo, “¿nos estamos divirtiendo ya?”, pensé mucho en esa pregunta. Traté de ser lo mas honesta conmigo misma. Mi respuesta fue: “no me estoy divirtiendo como esperaba”.
Hoy, un año y medio después, con un poco más de experiencia, con una segunda hija y varias aprendizajes, siento que la maternidad esta influenciada mucho por la personalidad de cada uno y por lo que uno soñó respecto a ella. Hay mujeres que desde niñas querían casarse y ser mamás. Otras con ser profesionales exitosas. Otras querían las dos cosas. En mi caso, me identifico con la segunda.

Para mí tener un bebe recién nacido en casa por la primera vez fue algo difícil, porque no sabia nada de nada y lo que tenia en mi cabeza de ser mamá, era algo bien diferente a la realidad. El hecho de tener un ser que depende de ti 100%, saber que ya no eres primero tu, segundo tu, o tercero tu, sino que ahora tienes otras prioridades. Para mí fue un choque fuerte. Cosas tan básicas como tomar baño, dormir, comer; todo, absolutamente todo, se afecta y se altera. Sé que ese cambio de prioridades es algo instintivo, que tratamos de hacer lo mejor. Pero a veces me hace falta no tener que programar tanto. Dormir hasta tarde. Dedicarme a mí misma y hasta de no hacer nada. Por mucho tiempo, me culpe por sentir eso. Ahora sé que es normal. Yo, antes de amar a mis hijas, tengo que amarme a mí misma. Así que, ¿por que la culpa? (por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa)

Por momentos nos sentimos culpables por no estar disfrutando del todo nuestros hijos. Creo que la causa principal es las expectativas tan altas que nos impusimos y que de alguna manera la sociedad nos impone respecto a la maternidad. 

En este momento aunque a veces las cosas pueden ser medio caóticas con un bebe de 8 meses. Amo ver a mi hija mayor ya mostrando su personalidad, sus deseos, su independencia, sus habilidades, sus dones y sus gustos. De mi bebe, amo tenerla en brazos, besarla, mimarla, jugarle, ver su despertar al mundo. En parte, estoy matando la culpa que tenía de no haberme divertido tanto con mi hija mayor cuando bebe. Primero, porque no sabía nada y el miedo me invadió. Segundo, porque lloraba mucho, lo que, sumado al cansancio, no me daba mucho espacio para hacerlo.

Cada fase del desarrollo de nuestros hijos trae novedades y aprendizajes. Vamos a disfrutar unas más y otras menos. No es culpa de nuestros hijos que no disfrutemos. Es parte del proceso de ser papás. ¿No nos gusta trasnochar? ¿Nos incomodan los gritos y llantos? ¿Queremos tener todo fríamente calculado y que nuestras palabras sean órdenes? ¿Somos impacientes? Si muchas de nuestras respuestas son Sí, entonces vamos a sufrir en alguna de las fases de su crecimiento. Los bebes no hablan, sino lloran. La mayoría no duermen bien, hay que estar adivinando que les pasa. Los infantes empiezan a conocerse y quieren hacer su voluntad. Son enérgicos y algunas veces muy demandantes. Los niños ya tienen personalidades más definidas y muchas veces no son compatibles con la nuestra. Los adultos a veces ya no tienen intereses comunes con sus padres.

Algo que me gustaría compartir para reflexionar es un aparte del libro que les hable.

Es imposible disfrutar algo cuando tiene miedo a fracasar en ello. Pero cuando cree de todo corazón que realmente tiene todo lo que se necesita, ser madre puede ser mucho más divertido. Puede hacerlo con una alegre seguridad y con su estilo único propio. También puede experimentar la libertad y el gozo de ayudar a cada uno de sus hijos a ser esa persona única que es”
Visualícelo por un momento. Piense en lo divertido que sería afrontar cada día no con la cabeza gacha y los hombros caídos enfocándose en cómo ha fallado en todo, sino dejando que Dios sea su gloria y el que levanta su cabeza (Salmos 3:3). Imagínese tener tanta confianza en lo que Él ha puesto en su interior que, cuando se trata de ser madre, usted abrace su papel con sobrecogedora alegría y emoción. Bien, todo comienza cuando usted cree que Dios ya le ha equipado con todo lo que necesita para ser una madre exitosa y segura de sí misma”
Fragmento de: Joyce Meyer. “Madre Segura de sí Misma”.

Puede que usted este atravesando una fase difícil. Todo va pasar y entienda que cada fase trae una novedad. En la medida que nuestros hijos crecen, nosotros estamos siendo moldeados como padres. Antes de culpar a nuestros hijos, examinémonos. Somos impacientes? Intolerantes? Controladores? Egoístas? Mengüemos nuestro yo y dejemos que Dios crezca en nosotros. Hagamos de este camino algo mas fácil y más amigable. No podemos modificar el pasado, pero si podemos cambiar el presente e impactar a nuestros hijos de forma positiva.

Cuando sintamos que las situaciones nos superan, recurramos a Dios. El nos guía y nos da la sabiduría para saber que tenemos que hacer en cada situación. 

Disfrutemos el viaje con lo bueno y con lo malo!

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