Recomenzando

Por fin después de dos meses largos, estoy de nuevo en casa. todavía con desorden y
algunas cajas por abrir, pero ya en tierra firme. Es increíble como este proceso de cambios y mudanzas, desordenan tanto la vida. No solo física sino emocionalmente. 

En las últimas semanas mi hija siempre al acostarse me dice: “mamá me hace falta Sao Paulo” y yo le digo: “a mí también hija, pero pronto nos acostumbraremos a esta nueva ciudad y todo lo que tiene para ofrecernos”. Siempre que ella me dice eso, me quedo pensando: ¿Que será lo que ella más extraña? Yo por mi parte extraño la tranquilidad que da la vida ya organizada (rutinas) y creo que ellas extrañan a la mamá calma que esta desaparecida, sin tantas ocupaciones y sin tanto acelere.

Los últimos 2 meses han sido muy intensos, no se si es parte del proceso o es esta ciudad que por alguna razón hay que correr todo el día para lograr hacer las cosas. La gente en la calle, en el tráfico, en el supermercado, generalmente están con cara brava y destilando agresividad. Se me había olvidado eso. Me desacostumbre y espero no entrar en ese ritmo.

Sin embargo, ya en casa siento que la vida ahora si esta recomenzando. Me parece estar
oyendo Waze decir: recalculando, recalculando y yo atenta a la nueva ruta que me va decir porque no tengo ni idea por que camino seguir. Creo que me estoy acostumbrando a manejar con poca visibilidad y a cambios de dirección inesperados como la hable en ese post hace unos meses. 

No se si acostumbrarme a eso es bueno o malo. A veces me genera mucha ansiedad no saber que va pasar con algunas cosas, pero por otro lado me ha llevado a pensar mucho en un versículo en Mateo "..no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas" . Por más que planeemos, que nos preocupemos, que intentemos que las cosas sean perfectas y a nuestro modo, en nuestro tiempo, hay cosas que pasan cuando tienen que pasar. En el momento adecuado. Hay cosas que no se pueden controlar y que es mejor  no controlarlas porque nos generan más desgaste y tensión.

La vida es como un río, hay que dejarla que siga su curso porque si intentamos cambiarla,  ella con su fuerza vuelve a su curso natural. Entonces por lo pronto, dejo que la corriente me lleve, trato de disfrutar y de aprender con lo que me encuentro en el camino y hago lo que puedo, nada más!.

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