Hija enferma

"Hay días que Dios camina conmigo. Yo se.
Hay otros que el me sostiene en sus brazos... yo siento"
  
Por primera vez en mi “cargo de mamá” he vivido lo que muchas mamás viven: una hija enferma por un periodo largo, bien largo. En Abril pasado mi hija menor tuvo bronquitis. Todo comenzó con un resfriado común pero se transformo en una infección que llevo a mi hija a experimentar fiebres muy altas, tener que ir a urgencias, sacar rayo-x, tomar antibiótico y hacer un tratamiento. Desde entonces, no ha estado 100% bien del pulmón, lo cual es algo “normal” médicamente, pero angustiante para mí.
En estos últimos 4 meses las inhalaciones, el suero, los jarabes, humidificadores, terapias respiratorias, remedios caseros (tes, jarabes y cebolla cortada en 4 en el cuarto de mi hija), hablar con la pediatra se han vuelto parte de mi día a día. Nunca imagine lo desgastante que esto podía ser. No solo por que las noches son difíciles, sino porque hay que adivinar que siente, que le duele, porque llora y aparte hacer el tratamiento a las buenas o a las malas. Después de tantas inhalaciones, jarabes y suero en la nariz, ni la gallina pintadita sirve para que ella se deje hacer algo.

Hace 1 semana a mi hija mayor, que estaba con tos, le dio una infección en el oído. Con ella es un poco más fácil porque esta más grande, sin embargo, son cuidados extras, tratamientos, inhalaciones, llanto, poco apetito, más llanto..... AGOTADOR :/

Ya un poco más calma la situación, me doy cuenta que estaba muy desinformada en varios aspectos y esto me generó más tensión aún. Hay muchas cosas que pueden tratarse y prevenirse desde la casa. Importante saber como tratar fiebres altas, como prevenir enfermedades respiratorias (lavado nasal, nebulización, expectoración productiva) y saber cuando acudir a urgencias (a veces estos lugares afectan más a nuestros hijos que lo que pueden ayudar) y algo muy importante: ser pacientes! Queremos recuperaciones rápidas, pero a veces no es tan rápido como queremos y solo podemos esperar. Los niños tienen una capacidad de recuperarse muy grande y la gran mayoría de los tratamientos ya están inventados.

Durante estos meses, tuve momentos de angustia, de tristeza, de desespero, de no saber que hacer, de sentirme impotente, agotada física y emocionalmente. Confieso que siento miedo cada vez que ella estornuda o tose porque creo que todo va empezar de nuevo. Se que todo esto es pasajero y se que en la medida que crezca va ser más resistente. Sin embargo, he pensado en todas esas mamás que están sufriendo con hijos enfermos. Por los hijos siempre oramos y nos preocupamos. Pero que hay de las mamás? Hay momentos que nosotras también necesitamos ese abrazo, ese consuelo, esa seguridad. Hay muchos padres agotados, sintiéndose impotentes y sin fuerzas, cansados de luchar contra una enfermedad, sintiendo que sus oraciones no son escuchadas y necesitando desesperadamente “colo” (palabra portuguesa que traduce “lugar donde se encuentra conforto y descanso"). No se ustedes, pero yo muchas veces he tenido esa necesidad.

Hoy mi oración es para todos esos padres:



Comentarios

  1. Hola, me encantó leer tu artículo. Te cuento que nada dura para siempre y a mí se me borró ese momento de los hijos! Realmente puede ser agotdor algunos días, pero la vida es tan sabia que te compenza con sonrisas y abrazos....
    Recuerdo haberme sentido sola y muy cansada sin saber que mas intertar... Pero las madres desarrollamos capacidades desconocidas.... Al final, nunca nos rendimos, recargamos energías con la simpleza de un momento para mí.
    Gracias por compartir tu vivencia!

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