Cerrando un ciclo

A comienzos de Diciembre, sin planearlo ni esperarlo, apareció un nuevo cambio, un gran cambio. Nos mudamos de país nuevamente y, lo más sorprendente, es que era a mi país. Colombia! Jamás imaginé que volvería a vivir aquí. Pero como la vida últimamente me sorprende con cosas inesperadas, aquí estoy, escribiendo desde Bogotá, mi ciudad natal, donde ya hace más de un mes estoy.

Por nuestro estilo de vida, ya estoy “acostumbrada” a mudarme. Sin embargo, cada cambio trae desafíos, retos y mucho estrés. Siempre que me voy de un lugar siento que se acaba un capítulo y comienza otro, cada uno mejor que el otro, como una gran novela.

Cerrar este ciclo me dolió. Dolió porque estaba muy cómoda donde estaba y moverse de

la zona de confort incomoda. Me dolió decir adiós a personas queridas y a ese país que por 5 años me dio muchas bendiciones, pero sobretodo muchas enseñanzas. En este lugar fui transformada, pulida y renovada. Allí experimenté grandes alegrías y también la mayor tristeza que ya sentí. Allí pude ver de que estoy hecha, que tan fuerte y que tan débil puedo llegar a ser. Aprendí a entenderme, a perdonarme y a no juzgarme. Allí me encontré con mi esencia, allí me sané, me liberé y me aprendí amar tal cual soy.

Cerrar ciclos es difícil pero es necesario. Todos en algún momento tenemos que cerrar ciclos y pasar por ese proceso de duelo que hable en el post pasado. Creo que en mi proceso pasado perdí la lección y en tan poco tiempo la vida me hizo repetirla. Pero aquí sigo, a veces fuerte a veces no. tratando de enfocarme en lo bueno que este cambio trae. “Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una grande sacudida. No es el fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo”.

Solo puedo dar GRACIAS por este ciclo que se cierra, por todo lo vivido, por cada persona que conocí, se que no la conocí en vano. Todo hace parte de un propósito llamado vida. El dolor que me causa este cambio me da la fuerza y el impulso para continuar! 

Continuará...